Distintos procesos químicos dentro de las camaroneras repercuten en el desempeño de tus crustáceos. Para obtener mejores resultados se requieren oportunas medidas adicionales. Entre ellas, un adecuado monitoreo de los parámetros de amonio y amoníaco en camarones. Especialmente si planificas pronto aumentar la densidad poblacional de tus cultivos.
¿Cómo afectan estos valores en los crustáceos?
El amonio (NH4) y el amoníaco (NH3) son dos compuestos diferentes de nitrógeno. Entre los dos, el peligroso es el amoníaco por su alta toxicidad. Está presente en camaroneras con un pH alto. El otro por su parte es un derivado relativamente inocuo, que predomina en ambientes de pH bajo.
Recomendamos a nuestros clientes estar al tanto de las causas y consecuencias. Altas concentraciones de amoníaco en camarones reducirán sus funciones respiratorias. Igualmente, dañan su metabolismo, inmunidad, regulación osmótica, absorción de nutrientes, muda y crecimiento. Ya que estas concentraciones tóxicas perjudican las branquias, hepatopáncreas y posiblemente el revestimiento intestinal.
A su vez, al afectar el sistema inmune del crustáceo, se propiciará el arraigo de patógenos y por lo tanto la mortalidad del camarón.
¿Qué factores influyen y cómo medirla?
El agua normalmente puede contener un porcentaje de amoniaco por la descomposición bacteriana. Se genera de algas, desechos orgánicos o excreción de los animales. Por lo tanto, al aumentar tu densidad poblacional, deberás estar muy atento a esta variable.
La toxicidad del amoníaco y el equilibrio entre amoníaco ionizado y no ionizado depende de múltiples determinantes. Por ejemplo, el pH es un punto de partida. Un pH ideal del agua para la camaronicultura se debe ubicar entre 7,5 y 8,5. Y a partir de allí debe evaluarse el resto de los parámetros, para aplicar luego correcciones.
El oxígeno disuelto y la alcalinidad son a su vez clave. Ambos mejoran la eficiencia del proceso químico y fisiológico en condiciones de estrés. También son vitales para promover la eliminación de amoníaco a través de procesos de nitrificación.
Una vía práctica para medir la cantidad de amoniaco en el agua es mediante un kit de pruebas químicas. Una medición colorimétrica práctica y económica. Estas se consiguen en el mercado con todos los reactivos y accesorios.
Suelen contener un vaso precipitado de plástico, un comparativo de colores, reactivo para amoniaco (en agua dulce) y de reactivo Nessler.
Por último, ¿qué hacer ante valores altos? Uno de los métodos más frecuentes es el intercambio de agua o recirculación. Este debe hacerse a diario en proporciones de entre 10 al 40% del volumen total. Igualmente resulta imprescindible volver a medir el agua tras cada recambio.
Otras vías son el aumento de la alcalinidad, adición de probióticos y monitorear los índices de alimentación. Ya que algunos alimentos poco resistentes al agua pueden propiciar la contaminación de la camaronera.
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