La creciente demanda de carne de pollo ha generado el interés de resultados cada vez más competitivos. Buscamos pollos con mayor engorde y rendimiento en menos días. Especialmente para la comercialización de cortes con alto valor económico como la pechuga.
Como mencionamos en un artículo previo, la pechuga se vuelve en el crecimiento del pollo un músculo clave. Su desarrollo exponencial radica en factores genéticos, condiciones de cría y el suministro de una nutrición precisa.
Cuando pensamos en la última semana del pollo previo a su salida, esta puede ser compleja. Ya que es importante maximizar la productividad y rentabilidad del negocio. Para ello se debe establecer un programa nutricional que considere las necesidades del ave, edad prevista de sacrificio y segmentación por sexo, de aplicarse.
No obstante, estudios han demostrado que el uso de un alimento finalizador garantiza mejores resultados en lapsos reducidos de tiempo. Por lo tanto, al cumplir el pollo 35 días tiene aún el potencial de ofrecer mayor peso promedio. Tan sólo debemos cerciorarnos que la fórmula responda a los requerimientos del animal.
En esta etapa los tejidos del pollo tienen todo su potencial genético. Por ende, tienen crecimientos alométricos. Es decir, cambios de dimensión en la medida que el ave crece. Como músculo, la pechuga sigue teniendo el valor más grande, seguido de los muslos. Y es una correlación constante desde la 3ra semana. Con ello, la demanda de aminoácidos debe ser distinta y acorde con el objetivo de producción.
La energía metabolizable por otro lado es uno de los factores nutricionales que más afecta en la producción. Con un alimento finalizador de engorde a partir de los 35 días de edad se reporta mayor ganancia de peso, mejor conversión alimenticia. Igualmente, los rendimientos en canal, pechuga y pierna son más altos. Ello sin un aumento en la deposición de grasa abdominal.
Relevancia de una estrategia de cierre
El uso de un alimento finalizador de engorde no es casual. Es recomendable establecer una transición de los parámetros nutricionales. Sólo así se podrá alcanzar un mayor crecimiento de la pechuga y tasas promedio más altas en la parvada.
El sacrificio a partir de los 38 días de edad permite una mejor utilización de las instalaciones y una mayor producción de pollos de engorde por año. Con la ingesta del balanceado Finalizador de Wayne se ha demostrado un mayor rendimiento del tamaño de la pechuga en pollos de engorde.
Esta dieta es el último alimento que se les da a los pollos de engorde a la edad de cinco (5) y seis (6) semanas antes de la venta. El alimento final contiene un porcentaje idóneo de aminoácidos asimilables y una alta energía para su engorde.
A esta edad, están listos para la venta, por lo que el productor puede reducir sus costos. La dieta es alta en energía porque las aves están muy involucradas en actividades inherentes. El contenido de proteínas es más bajo que el del iniciador porque a medida que las aves crecen, su contenido de proteínas disminuye y aumenta la energía.
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