Cuando se trata de aves, el agua es más que una necesidad; es una inversión en su salud y éxito futuros.
El agua es muy importante para la avicultura porque ayuda a los pollos a mantener su temperatura corporal y mantenerse saludables. También les ayuda a digerir los alimentos y absorber los nutrientes.
Los pollos a los que no se les da suficiente agua corren el riesgo de deshidratarse, lo que puede provocar una variedad de problemas de salud, incluida una mayor susceptibilidad a las enfermedades, retraso en el crecimiento y muerte.
Un punto a tomar en cuenta es la temperatura del agua en galpones de un ambiente caliente donde las crías viven sus primeros días, el agua actúa como un regulador, si el agua que se les proporciona es de una temperatura muy alta los animales estarán en un estrés por exceso de temperatura ya que ingieren agua caliente y se deshidratan.
Los criadores son responsables de inspeccionar constantemente y asegurar el funcionamiento adecuado de los bebederos, ya que si los bebederos presentan fallas hay menos disposición de agua potable, las crías pueden presentar estrés por altas temperaturas y afectar en su crecimiento y salud.
La restricción de agua es un factor que afecta al rendimiento de la producción de pollos de engorde, las aves adultas tienen una composición del casi 58-65% de peso corporal.
En solo 2-3 días la deshidratación puede matar al animal.
Los granjeros toman en cuenta el volumen del agua en proporción a la cantidad de alimento que consumen, si su temperatura y la del ambiente es ideal el animal consume cerca de 2 veces más que el volumen de alimentos.
Existe una relación de la temperatura con el consumo de agua, si se encuentra en un ambiente calórico por encima de la zona del confort térmico los pollos aumentarán su consumo de agua para intentar equilibrar su temperatura.