La tasa de supervivencia del camarón es uno de los principales indicadores de éxito de cualquier cultivo. Su cálculo se basa en el porcentaje de crustáceos vivos después de un intervalo, respecto a la cantidad sembrada. Es un indicador que también puede medirse a través de su contraparte, la tasa de mortalidad.
Al respecto, son diversos los factores cuya mala gestión pudiese acarrear consecuencias en la cosecha. Por ejemplo:
- la calidad del agua,
- densidad poblacional,
- influencia nutricional.
Cada una está interrelacionada, y dependen de las decisiones u omisiones tomadas por el productor, así como la experiencia de los trabajadores. Ya que todas inciden en el riesgo de estrés, enfermedades y, en última instancia, la muerte del crustáceo.
El aspecto nutricional no sólo repercute en el desempeño y el crecimiento del animal. También tiene una clara relación con la tasa de supervivencia del camarón. Ya que la calidad del alimento reforzará al crustáceo ante agentes externos o variaciones ambientales.
La dieta y su relación con la tasa de supervivencia
Entre todos los tipos de nutrientes, la proteína ocupa una posición particularmente importante en la salud del crustáceo. No sólo es un componente indispensable de los diversos tejidos y órganos del animal. Es además un elemento crucial de sustancias biológicamente activas, como enzimas, hormonas y anticuerpos.
Un camarón mal alimentado jamás tendrá un sistema inmune resistente.
Estudios demuestran que la formulación del alimento proporcionado interviene en la tasa de supervivencia del camarón. Para ello, se han comparado en grupos de control el uso de dietas alimenticias con y sin aporte nutricional.
Por ejemplo, en uno de los grupos se eliminó toda suplementación, incluyendo vitaminas como la niacina, biotina y B12 (Lavens y otros, 1997). Después de 14 días en la piscina, el grupo experimental sin aporte nutricional presentó un 25% menos en su tasa de supervivencia. Tras los 31 días, la tasa de supervivencia en camarones fue significativamente menor.
¿A qué se debe esto?
Un abordaje nutricional reconoce el aporte de las proteínas como componentes esenciales de la célula. Y por lo tanto constituyen la mayor parte del tejido muscular del camarón. Su desarrollo se basa en la liberación de aminoácidos esenciales para cumplir funciones estructurales, reguladoras y homeostáticas.
Igualmente, en una formulación balanceada se toman en cuenta los ácidos grasos esenciales. Son una clase de nutrientes necesaria para el metabolismo del camarón. La deficiencia de grasa puede conducir a un menor aprovechamiento de la proteína del alimento. A su vez, genera trastornos metabólicos en los camarones y deficiencia de vitaminas liposolubles.
Sin embargo, a diferencia de los peces marinos, los camarones tienen menor capacidad de metabolizar la grasa en el cuerpo. Por lo tanto, sin una adecuada dosificación afectará el crecimiento normal del camarón.
Asimismo, los minerales también son relevantes para la nutrición de los camarones. Si bien pueden absorber minerales del ambiente a través de las branquias, la superficie del cuerpo, intestinos, etc; están lejos de satisfacer las necesidades en el modo de cultivo intensivo. Por otra parte, agregar demasiados minerales en el alimento inhibirá la actividad fisiológica de las enzimas e incluso el riesgo de una intoxicación crónica.
Estos son algunos de los muchos valores que influyen nutricionalmente al animal. La dosificación debe ser precisa, según las condiciones de cada camaronera. Es por ello que productores en Ecuador confían en la línea de alimentos balanceados Wayne, según los requerimientos del animal.
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