En todo hato lechero, las vaquillas y/o vaconas constituyen el reemplazo de vacas adultas que cumplen su ciclo de vida productiva. También estas sustituyen a aquellas con tienen problemas reproductivos que conforman el grupo de descarte.
Por lo tanto, debemos prestar toda la atención en cuanto a manejo, alimentación, nutrición y sanidad. Y de esta forma, lograr su crecimiento en el menor tiempo posible.
Los principales objetivos de las ganaderías de leche es el aumentar su producción bovina. Es por ello que debemos cerciorarnos en el adecuado manejo de las vaconas. De esta manera, las vaquillas tengan su primer parto al menos a la edad de 2,5 años. Y en consecuencia cada vaca producirá más crías durante su vida útil.
Entre los básicos elementos a considerar están:
- Efecto de la raza: la genética Holstein, Brown Swiss, Jersey alcanzan la pubertad a edades más cortas que la genética cebuina.
- Efecto de la temperatura ambiente: el clima muy caliente puede disminuir el crecimiento. Ello bien sea por la disminución de consumo de materia seca. O también causadas por temperaturas muy frías, que requieren un consumo muy alto de energía para mantener la temperatura corporal y disminuir la velocidad de crecimiento.
- Alimentación: para esta etapa el régimen alimenticio es clave en la velocidad de crecimiento. Por lo tanto, es imprescindible alimentarlas con forrajes de excelente calidad, más una sobrealimentación con que proporciona niveles de proteína altos para mejorar la ganancia de peso diaria.
- Edad de gestación: es generalmente aceptado que la edad mínima en que debe ser gestada una vacona es de 14 a 15 meses siempre y cuando esté en una condición corporal excelente y dependiendo la raza con el mínimo de peso.
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