Dentro de los cultivos de camarón coexisten diversos organismos acuáticos que influyen positiva o negativamente en la producción. Entre ellas se encuentran las algas, conocidas también como fitoplancton.
La floración de las algas debe ser objeto de monitoreo, ya que existen numerosas especies. Inclusive una población densa de algas benéficas perturbará el crecimiento de los camarones.
En otros casos, determinadas algas en camaroneras pueden ser una alarma de contaminación. Tal es el caso de las algas verdeazuladas (cianofitas o cianobacterias), conocidas como bacterias fotosintéticas.
Probablemente la mayor amenaza de estas algas verdeazuladas en camaroneras es su producción de distintas toxinas. Estas se metabolizan fácilmente, generando estrés degenerativo en el crustáceo. Sin un abordaje oportuno, las algas nocivas pueden repercutir incluso en la mortandad del animal.
Los riesgos ocasionados por las algas deben gestionarse de forma proactiva. Es vital la recolección de muestras y análisis que detecten la presencia de toxinas dañinas.
Además, muchas algas verdeazules liberan toxinas al morir y se depositan en el fondo a medida que mueren. Incluso en esos escenarios los camarones pueden estar expuestos a los daños de estas algas.
Soluciones ante el problema de algas
Es una práctica común erradicar ciertas algas, zooplancton y otros organismos planctónicos. Entre los métodos de control está la renovación de agua, uso de cloro y aplicación de calcáreos. De esta manera se disminuye el riesgo de introducir vectores virales en los estanques.
¿Todas las algas tienen efectos negativos?
La respuesta concreta es no. Varias de las distintas algas son inofensivas, e incluso beneficiosas para el crustáceo.
En un estudio publicado en la revista Aquaculture se resaltó los múltiples beneficios de determinadas microalgas en el cultivo de camarón blanco. Por ejemplo, la microalga t pseudonana, que reduce significativamente los valores de amoníaco, sólidos en suspensión, nitritos y nitratos.
Igualmente, ciertas algas aumentan la disponibilidad de oxígeno a través de la fotosíntesis. A su vez, estabilizan la temperatura del agua y previene el crecimiento de algas filamentosas. También suprime la concentración de vibrios en el sedimento.
Por lo tanto, una población controlada de determinadas algas promueve un ambiente mucho más saludable para los camarones, al margen de patógenos.
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