Apuntar a un camarón sostenible sólo es posible siguiendo buenas prácticas de cría. El manejo de las granjas camaroneras mediante la adopción de las prácticas de manejo estándar mejorará la producción de camarón e imitar el ecosistema natural será más fácil.
Estas buenas prácticas de cría proporcionan un conjunto de normas y procedimientos para mejorar la producción mientras se ayuda a preservar el medio ambiente. Son una pieza clave en el factor que se ha dado en llamar “sostenibilidad”. Un tema que a finales del año pasado el Fondo Mundial para la Naturaleza (World Wide Fund for Nature, WWF) WWF publicó una guía de políticas. En esta se alertan los impactos de productores no industrializados y prácticas insostenibles.
Bien se sabe que el uso de recursos naturales sin una gestión adecuada puede generar impactos negativos. Ya sea por la alteración del hábitat natural, contaminación del agua, sobreexplotación de las pesquerías marinas para obtener harina de pescado o las emisiones de carbono asociadas con la electricidad y el combustible agrícola.
Al respecto, la WWF resalta que la intensificación controlada es una solución para que el cultivo de camarón sea más sostenible. Los sistemas de producción intensiva producen mayores cantidades de camarón por área mediante el uso de métodos más precisos.
A su vez, con prácticas responsables puede reducirse el impacto en la calidad del agua local. Y al mismo tiempo, se controla el riesgo de enfermedades al minimizar la interacción del criadero con el medio ambiente externo.
Sin embargo, el cultivo de camarón está dominado por pequeños productores que carecen de acceso al crédito formal necesario para adoptar métodos de producción más intensivos.
Desafíos para lograr un camarón sostenible
Para acelerar la transición a la intensificación controlada, la WWF recomendó la dirección intencional de capital hacia las granjas camaroneras como un factor clave.
Si bien las inversiones tienen el potencial de generar altos rendimientos, existen desafíos importantes. Entre ellas se incluye la distribución fragmentada y, a veces, remota de los criaderos. E igualmente acceso a datos limitados sobre la producción y el desempeño financiero.
Estos problemas complican la identificación de fincas adecuadas y aumentan el riesgo financiero para el prestamista. Estas dificultades plantean dos consideraciones:
- ¿Cómo puede garantizarse que las inversiones se utilicen correctamente y ayudar a los camaronicultores ecuatorianos a seguir prácticas de producción responsables?
- ¿Cómo se puede rastrear el camarón producido de manera sostenible a lo largo de la cadena de suministro?
Posibles soluciones para alcanzar un camarón sostenible
Uno de los posibles recursos apunta a la inversión en materia tecnología. Actualmente en muchos países se está estandarizando el uso de equipos de monitoreo remoto. Entre ellas se incluyen desde observaciones satelitales hasta la recopilación de datos vía teléfonos móviles.
El objetivo de estos implementos es que el criadero obtenga datos meteorológicos, seguimiento de los registros de producción, entre otros indicadores clave.
Al combinar datos de observación histórica con información enviada por los productores de camarón, permite a los inversionistas medir el impacto de manera transparente.
Igualmente, tener registros de producción recopilados a través de monitoreo remoto simplifica enormemente el proceso de auditoría. Esto es especialmente importante para la obtención de certificaciones internacionales de programas como la ASC y la BAP.
Estas certificaciones reconocidas mundialmente impulsan el posicionamiento de empresas y mejoran el acceso a los mercados con políticas de abastecimiento más estrictas. Además, al integrar datos de monitoreo remoto en plataformas de trazabilidad existentes, se promueve beneficios a minoristas y consumidores.
En Molinos Champion creemos que es posible elevar los estándares en producción y sostenibilidad. Es por ello que nuestra línea alimentos balanceados para camarones combina una formulación nutritiva para etapa del crustáceo. Sino además bajo un proceso de elaboración que se adapta a los patrones de consumo del camarón blanco ecuatoriano.
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